SE FUNDÓ EL INSTITUTO EMMANUEL MOUNIER EN BUENOS AIRES

Cuando las semillas sembradas comienzan a florecer aquí y allá la vida vuelve a renovarse casi imperceptiblemente cada mañana. Asimismo, cuando nace un niño damos gracias por el milagro de vida y la esperanza en la humanidad nueva que él trae consigo. Desde hace unos pocos días, en la capital argentina un pequeño grupo de soñadores ha vuelto a renovar su apuesta  en el ser humano fundando el flamante Instituto Emmanuel Mounier Buenos Aires que quiere ser semilla de presencia personalista en la sociedad. Ya ha dado su primer paso que es responder al llamado de ser presencia comprometida, de haber sido elegidos. Luego vendrán los pequeños pasos que harán camino al andar.
Cuando el IEM Argentina abrió tímidamente sus puertas en Córdoba en el año 2004, ninguna señal hacía suponer que en pocos años su impulso vital daría tan significativos brotes. Pero la realidad siempre supera la ficción y hoy estamos orgullosos de este acontecimiento liderado por Javier García Moritán, alguien que por sobre todas las cosas lleva el personalismo en su corazón y ha trabajado sin pausa para gestar esta realidad naciente.
Nada mejor entonces que escuchar a Javier que gustosamente ha cronicado este alumbramiento:

Buenos Aires acoge al Instituto Emmanuel Mounier

“El 10 de agosto pasado se constituyó la sede del Instituto Emmanuel Mounier Buenos Aires. Con la propuesta de convertirnos en un espacio de formación y militancia a favor de la persona humana, un puñado de mujeres y hombres de formaciones y edades diversas, nos reunimos para asomarnos a esa revolución personalista y comunitaria, por la que Emmanuel Mounier ha dado su vida.
El evento de fundación se realizó durante las jornadas de la VII Semana Agustiniana de Pensamiento y contó con la presencia de Carlos Díaz, fundador del IEM de España, Paraguay, México y Argentina, Inés Riego de Moine, presidente de la filial nacional, y los flamantes integrantes de la sede porteña. En dicho encuentro se leyeron las actas fundacionales y desde ese día el nuevo IEM ha comenzado sus reuniones para convertirse en sitio de pertenencia para muchos que deseamos una mayor humanización de nuestro tiempo, reflexionando y actuando a partir de la lectura de grandes pensadores personalistas.
Volver a unir la filosofía y la vida, sería otra manera de presentar el desafío que se propone este grupo. Formado por filósofos, economistas, ingenieros, personas de las leyes y de la cultura, del sector público y privado; todas comprometen su tiempo para pensar otra realidad en donde la persona humana sea su centro.
Hay algunas pautas rectoras de nuestra incipiente actividad, que se originan en el deseo común de construir caminos de personalización y saber para esto que la fórmula de Carlos Díaz “me dueles, luego existo”, debe recordarnos la primacía del otro y la vocación de servicio. No se trata de un grupo al que acudo para sentirme bien conmigo mismo, sino que quiero comprometerme con una filosofía de la esperanza, cuyo alcance trascienda mi propio bienestar. De este modo, ante la pregunta del ser arrojado a su existencia, de este hombre que vive sin haber mediado intención y que se asoma al precipicio del nihilismo, nuestra vocación se abre camino -con Mounier- “a través de este cuerpo, esta clase, esta patria, esta época”. Soy un yo-aquí-ahora-así entre estos hombres-con este pasado, señala nuestro maestro. Y como seres responsables que somos nos hacemos cargo de nuestro tiempo, contribuyendo a un despertar de la conciencia, que se abre a sus posibilidades desde la propia conversión hacia el encuentro con los demás”.